Chiquita Cabrona

Pastelera llena de opiniones intenta cambiar su mundo a punta de teclado.


Me sabe a FOMO

FOMO=fear of missing out= Miedo a perderse algo.

Sin sabor no hay vida:

Hay una fuerte conexión entre el sabor y el bienestar y esto tiene que ver con nuestra evolución: El sentido del gusto nos ayudaba a reconocer los alimentos que eran seguros para consumir. Por lo tanto el sabor era materia de supervivencia.

Un sabor amargo o ácido era indicador de plantas venenosas no comestibles, o alimentos altos en proteína en proceso de descomposición.

Por otro lado, un sabor dulce o salado significaban alimentos ricos en nutrientes.

No es casualidad que tengamos cierta debilidad por algunos alimentos, es el instinto que llama.

Nos gusta lo dulce porque necesitamos energía, por eso te dan antojos poco saludables a media tarde, estas cansado. Lo salado no atrae porque así obtenemos hierro, potasio, sodio y otros minerales, por eso cuando estamos resfriados o con resaca nos viene tan bien un ramen. Las grasas nos ayudan con la producción de hormonas, ¡que casualidad que en el síndrome premenstrual el cuerpo nos pida chocolate! y si te preguntabas por qué el mundo entero está obsesionado con la pizza solo tengo una palabra para ti: Umami.

Umami es el sabor de las proteínas, que necesitamos para formar tejidos en nuestro cuerpo, entre otras muchas funciones.

Entonces podemos decir que el sabor cumple un rol fundamental en la vida humana.

Pero no hablamos solo de la lengua y los cinco sabores básicos que ya mencione, porque el sabor es la sensación que causan los alimentos y otras sustancias en el nuestro cuerpo, es decir es toda una experiencia.

En esa experiencia sensorial están involucrados los aromas, la temperatura, la forma, el tamaño y la textura de lo que sea que nos llevemos a la boca y es responsabilidad del cocinero lograr que todos esos aspectos se organicen de forma correcta para que la experiencia sea agradable.

Sin embargo, es un secreto para nadie que no es el sabor sino las imágenes y lo audiovisual quienes mueven el mundo hoy en día y la comida no es excepción. No basta tener una gran propuesta o un gran servicio en tu restaurante, no basta con hacer platos deliciosos.

Para abrirte paso entre las infinitas opciones que existen actualmente al alcance de un clic es indispensable verse bien. Y esto es un peligro.

No me malinterpretes, yo soy muy fan de lo estético, de hecho creo que tener acceso a «cosas bonitas» debería ser un derecho humano, porque lo estético es satisfactorio y porque es muy difícil buscar algo que nunca hemos visto.

Hablando de cosas bonitas: https://wa.me/message/KKGATCQJD7EKN1

Me parece importantísimo que todo el mundo pueda caminar por calles limpias, parques llenos de verde y flores y así sentirse parte de un paisaje bonito, de una realidad agradable, es bueno para la autoestima y la motivación.

El problema esta en llevarlo al extremo, porque entonces nos volvemos superficiales, frívolos, perdemos el contacto con la realidad, empezamos a comernos el cuento de la vida aesthethic dejamos de comprender el valor y significado de las cosas.

Me parece muy divertido que un restaurante o heladería tenga un rinconcito decorado para tomarse fotos por ejemplo, o crear emplatados extravagantes y experiencias creativas que todos quieran ver y grabar y compartir. Todo eso me parece valido, estratégico, inteligente.

Pero no a costa del sabor.

A dónde vamos con las redes:

Cada vez más encontramos lugares con diseños y decoraciones impecables, con platos bonitos y experiencias estéticamente agradables pero la comida no es rica, así de sencillo.

Es a donde nos están llevando las redes sociales. Porque con un feed lleno de fotos profesionales y videos entretenidos podemos convencer a una infinidad de personas de que si no están en el lugar donde van todos si no tienen la foto trendy, se están perdiendo de algo, es decir el FOMO.

Y así vamos abandonando poco a poco los lugares que nos gustan, porque ya no elegimos conscientemente, el algoritmo lo hace por nosotros.

Vivimos bajo una presión social inmensa, dónde no nos podemos permitir no entender el último meme, no haber escuchado la canción, no sabernos el bailecito y eso hace que no tengamos espacio mental para recordar que el objetivo básico de salir a comer, ¡es comer!

Y no se tú, pero yo no salgo a comer feo, todo lo contrario. Cada vez que elijo un lugar para probar, voy con la expectativa de comer delicioso y no repito comidas que no me gustaron, aunque se vean hermosas.

Todo esta en el Balance :

La presentación si importa, en ningún momento quiero insinuar lo lo contrario, pero el sabor debe ser siempre la prioridad, porque repito, la comida es para comérsela, no es un elemento decorativo, ni un accesorio y ni hablar de usar comida como prop para tomar una foto impactante y luego tirarla, con el hambre que hay en el mundo.

Con la comida no se juega, o bueno si, si sabes como. Pero no se desperdicia porque tenerla de sobra es un privilegio y no apreciarlo es faltarle el respeto a quien no la tiene, a quien la produce, a quien te la sirve y a quien la paga, según de que lado te encuentres.

Un pancho a las 3 am no es bonito, una arepa con mantequilla no es instagrameable, aunque ambos pueden ser deliciosos y ambos tienen valor, nutritivo, emocional, experiencial y no necesitas una foto para probarlo.

Pero tomarle fotos a la comida es entretenido y casi inevitable, porque ya estamos acostumbrados a documentar nuestra vida y muchas veces los mejores momentos de la semana giran en torno a la comida, así que se vale, claro que se vale.

Yo también le tomo fotos a la comida.

Por otro lado, nada cuesta servir un plato prolijo, incluso si estás comiendo arroz con huevo, en el sofá, en pijama, no hace falta una presentación de restaurante pero disponer ordenadamente los elementos en un plato, tal vez tirarle un par de hojitas de cilantro o una vueltita de pimienta fresca para terminar, puede ser un gran gesto de amor propio.

Así que no hace falta demasiado para encontrar lo mejor de dos mundos, con ponerle cariño basta. Aunque igual hay que aprender a cocinar.

Personalmente creo que las cosas ricas son bonitas por naturaleza, solo mira las frutas…

Pero además si estás poniendo el esfuerzo necesario para hacer un plato bonito, más te vale haberlo hecho desde el principio y que esté medianamente bueno.

Hace poco fui a comer un brunch con amigos, de estos que vienen preestablecidos pero puedes escoger entre algunas opciones en cada paso. Todo era muy bonito pero no demasiado rico, así que cuando llegó la hora de elegir el postre, nos decidimos por una torta de triple chocolate porque era la opción más segura, ¿Cómo podría estar fea una torta de chocolate?.

No lo sé, pero lo lograron.

Fue impactante, nunca había probado y dudo mucho que me vuelva a encontrar una torta de chocolate que sepa mal, estaba fea al punto de que entre cuatro personas no hubo uno capaz de hacerle el favor a la pobre.

Y lo más loco es que esa torta era la sensación de Tiktok y la razón por la que caímos en ese lugar para empezar.

Así que todo es posible, hasta una torta de chocolate fea.

En mi opinión el sabor es Rey siempre. La prioridad número uno, la razón por la que cocino y como, no es negociable.

La presentación es importante, la cuido y la mimo por esto de que creo que todos necesitamos ver cosas bonitas en nuestra vida, porque soy muy exigente con mi trabajo como para ofrecer algo feo y porque me divierte jugar a hacer composiciones comestibles, pero juego con respeto.

Creo que no debería haber en un plato nada que no se pueda comer, que no debería haber nada que desequilibre los sabores y texturas del plato, ni un arándano de más, ni crumble de menos.

En el plato tiene que haber todo lo necesario en las cantidades correctas para que se pueda disfrutar de principio a fin como fue diseñado y es mí deber organizar esos elementos de una forma estéticamente agradable para que se vea bien en la foto.

El proceso no funciona al revés.

Hay feos ricos, y feos bonitos:

Una de mis recetas favoritas de mi abuela es una especie de revuelto con plátano maduro, huevos , espinaca y queso. Es un mazacote monumental, pero no por eso tiene menos valor y sabor tiene de sobra. Sin embargo es una receta casi olvidada, porque ¿Quién va a poner ese menjurje marrón en un libro o en un post? Pues yo.

En cambio internet está lleno de imágenes de smoothies rebalsados, con nutella, cupcakes, donas, crema batida y caramelos encima que no son más que un montón de calorías licuadas y exceso de azúcar dónde no se puede apreciar ningún sabor realmente.

Esta es de internet obvio, jamás compraría eso

O éstas recetas virales de una hamburguesa que tiene pizza adentro o un sándwich con todas las proteínas animales que existen, recetas de soltero glotón que apelan a tus fantasías culinarias prohibidas para que las compartas e interactúes, pero en realidad no las prepararías porque no tienen ningún sentido, terminarías con indigestión y la heladera vacía.

El sabor como prioridad:

Ya sé que yo soy medio rígida con algunos de mis paradigmas culinarios pero por más que busco no le encuentro un final feliz a tanta superficialidad, me indigna que me vendan humo.

Me preocupa que estemos negociando la calidad de nuestro trabajo en el caso de los gastronómicos y el nivel de nuestra exigencia en el caso de los comensales, tan solo por formar parte de las tendencias.

Creo que no vale la pena, es más satisfactorio comer rico donde te guste, aunque no se entere nadie, darte el gusto de tener una experiencia agradable para ti mismo y no para mostrarla.

A veces me hago unos desayunos épicos y no le muestro a nadie.

Que la comida te sepa a gloria y no a FOMO.

Me encantaría saber que piensan ustedes y si les ha pasado esto de ir a un lugar que se ve increíble pero luego resulta una decepción, o si han visto gente que va a lugares solo por la foto.

Díganme cuál es esa comida que se ve poco atractiva pero está en su lista de favoritos y como bonus les recomiendo ver Uggly Delicious en Netflix.

Nos estamos leyendo, besitos.



Una respuesta a “Me sabe a FOMO”

  1. Hufff esto me a pasado muchísimo , de hecho poco soy de tortas , casi nada , pero ya no como ,no pido, ninguna torta que ya no haya probado antes , todas son pura visual y saben a polvo de hornear … y siii , creo que todo va por hacernos todo bonito , y con sabor 🫠🥳

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¿Qué hago aqui?

Cuando me pregunto qué soy lo primero que pienso es: Soy pastelera. Aunque a veces me gustaría se cualquier otra cosa, pero no.. Me enamore para siempre.

Quiero que el mundo entienda que la gastronomía no es solo placer y glamour. Quiero que los cocineros entiendan que la gastronomía no es el mundo.

Ah si.. mido 1,54 y en la vida soy un amor pero en la cocina soy un pitbull :) (de ahí el nombre).

Acá vas a encontrar sobre todo reflexiones, pero lo que te quiero mostrar realmente, es que para que llegue un plato delicioso a tu mesa, un grupo de personas que piensan, sienten y desean tuvieron que juntarse, ponerse de acuerdo y esforzarse muchísimo para crearlo.

Mi deseo es darle visibilidad a la parte humana de la gastronomía y por eso me permito contarte cosas que me afectan personalmente, como mi vida amorosa, mis viajes o mi lucha contra la autocritica, ya que todo lo que me afecta, me influye o me cambia, se refleja en mi trabajo.
Porque antes de ser una pastelera emprendedora, soy Isabella.
Tu chiquita cabrona. 🩷

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